Instantes después de que se oyera por la megafonía del estadio de Cornellà-El Prat el nombre del ariete blanquiazul, resonó en el campo un entregado y emotivo aplauso generalizado, acompañado de gritos de 'Raúl, Raúl'. Volvía el '23' y la afición, ésa que no entiende de trifulcas internas, regaló al ex capitán una ovación de gala, aplausos que recargaban su motivación para un partido especial, el de su regreso tras muchos días apartado por una polémica que no ha hecho bien a nadie. Y menos que a nadie, al espanyolismo de a pie. Raúl Tamudo era titular en el ataque, el Espanyol necesitaba golear. Punto, pelota.
La afición hizo caso a Mauricio Pochettino y apoyó al equipo al doscientos por cien, mimando y dejándose la garganta animando a todos los pericos y muy especialmente, a Tamudo. Si alguien temía que la afición iba a estar dividida entre los pro y los contra Tamudo, se quedó con un palmo de narices. La afición perica es mucha afición y ayer concentró su energía en llevar en volandas a un equipo en pos de una gesta copera.
Raúl hizo lo que mejor sabe hacer en un campo de fútbol, hacer de Tamudo. Y ayer volvió a exhibir todo lo mejor de su repertorio. Sólo le faltó el gol, aunque dejó bien claro que todavía puede ayudar y mucho a este Espanyol, que todavía puede regalar mucho de su fútbol hasta que si así sucede, ficha por otro club.
El de Santa Coloma muy pronto empezó a sacar petróleo de la nada, propiciando hasta tres faltas en el vértice del área, aunque luego no se sacó botín. Echó mano de su veteranía y de haber ejercido de capitán durante muchos años, para mediar y apaciguar los ánimos, tanto de alguno de sus compañeros, como de la grada. Y es que el colegiado Paradas Romero se encargó de encender y excitar hasta el ser más gélido del planeta.
Incluso en alguna bronca puntual o al encararse algún compañero con un jugador rival, Tamudo aparecía para separar y calmar las aguas. No había tiempo que perder en riñas estériles.
Tampoco se olvidó de lo más importante, crear claras ocasiones y llevar el 'uyyy' a la grada. La pena fue que aunque lo mereció, el '23' no pudo cantar gol el día que más lo necesitaba. Y eso que tuvo hasta tres clarísimas, siendo la más bonita un chut-vaselina en el 40'.
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