No, no fue un Cid exhumado para la batalla, ni el artífice de una gesta imposible, ni tan sólo el azote de la zaga rival. Fue, simplemente, Tamudo. El retorno del ex capitán a un once españolista tras un mes de polémica y de estériles dimes y diretes no pasará a la historia blanquiazul como un buen recuerdo. El equipo, falto de gol y con un 2-0 por remontar, no cambió de cara con su concurso. El ex capitán fue el de siempre. Al menos el de los últimos tiempos. Muy motivado, eso sí, como se vio en cuanto salió a calentar, pero ni mejor ni peor que el Tamudo que temporada tras temporada se confirmaba como el mejor ariete españolista. Buscó desmarques, corrió tras balones imposibles, forzó faltas, remató a puerta, presionó al provocador Codina y se desesperó cuando no llegó al pase o al remate. Como siempre. ...
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